Antiguamente el queso se conservaba en recipientes de piel, cerámica porosa o madera, permitiendo así que el queso pudiese respirar. Se guardaba en bodegas donde había cierto grado de humedad y la temperatura era inferior a la del resto de la casa.
Igual que se hacía antes, nuestro queso debe mantenerse en lugar cubierto para que no se reseque, pero permitiendo que pueda respirar. Puede ser que no tengamos bodega, pero sí nevera…una temperatura próxima a los 10ºC es perfecta para conservar nuestro queso Gran Capitán con todas sus propiedades.